Nació en Foug, pequeña localidad al nordeste de Francia, el día 1 de enero
  de 1846. Desencarnó con 81 años, el 12 de abril
  de 1927, en la ciudad de Tours.
Las dificultades de la vida no le permitieron hacer estudios regulares, por
  los constantes viajes de su padre. Se mostró, desde temprano, inclinado a la
  filosofía y a las letras. Hizo parte de la Logia Masónica de
  Tours, Los Demófilos, de la cual fue uno de sus principales oradores.
Justamente, en virtud de esa sed de conocimientos, fue que a los 18
  años comenzó a estudiar las obras de Allan Kardec, de
  quien se tornaría uno de los más fieles y fervorosos discípulos y con quien
  sostuvo varios encuentros personales. Así comentó su primer encuentro
  con El Libro de los Espíritus: "En él encontré la
  solución clara, completa, lógica, acerca del problema universal. Mi
  convicción se tornó firme; la teoría espírita disipó mi indiferencia y mis
  dudas".
En 1876, a sus treinta años de edad, realizó un viaje por toda Francia, Italia,
  otros lugares de Europa y Argelia, enriqueciendo aun más su ya amplia
  cultura autodidacta. Progresivamente fue consagrándose como un hombre de
  pensamiento y reflexión, hondamente preocupado con las cuestiones
  filosóficas; un orador de los más elocuentes y ardorosos
  de su generación; y un escritor de indiscutibles méritos,
  especialmente por la profundidad de sus ideas y por la fluidez y hermosura
  de su prosa.
Le encantaba la música, tanto que en el transcurso de sus
  viajes jamás dejaba, después de haber cumplido con sus obligaciones, de
  asistir a una ópera o un concierto. Su sobriedad era
  ejemplar. No había excesos en su régimen, fundamentalmente
  vegetariano; no fumaba y no consumía bebidas alcohólicas. "El agua
  gustaba de repetir es la bebida ideal".
Participó activamente en defensa de las tesis espíritas en el Congreso Espiritualista
  de París (1889) y en los siguientes Congresos Espiritistas internacionales:
  París (1900), Lieja (1905), Bruselas (1910), Ginebra (1913), París (1925).
  Las crónicas de estos Congresos informan que cuando León Denis tomaba la
  palabra, los asistentes le rendían una larga y emocionante ovación y cuánto
  sus discursos deleitaban al público.
Todos los escritos que brotaron de su inspiración y talento constituyen auténticas
  joyas literarias y filosóficas. Además de sus libros, Denis dejó
  esparcidos centenares de artículos, conferencias, declaraciones, etc., que
  forman amplios volúmenes. He aquí, tan solo, la relación de sus principales
  obras, con la fecha de su primera edición:
- El porqué de la vida (1885)
 - Después de la muerte (1890)
 - Cristianismo y Espiritismo 1898)
 - En lo invisible (1903)
 - El problema del ser y del destino (1905)
 - Síntesis doctrinal y práctica del Espiritismo (1910).
 - El gran enigma (1911).  Juana de Arco, médium (1912)
 - El Espiritismo y sus detractores católicos (1912)
 - El mundo invisible y la guerra (1919)
 - El genio céltico y el mundo invisible (1927).
 
Quiso, el maestro galo, ofrecer libros que destacasen por la simplicidad en
  la argumentación y a un mismo tiempo hiciesen calar profundamente en el alma
  humana un convincente mensaje de inmortalidad, comunicabilidad espiritual
  y evolución reencarnatoria. En sus páginas luminosas todo se atañen
  a la existencia: qué somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos; lo que equivale
  a decir, nuestro origen, naturaleza y destino.
  
León Denis, pluma de oro del Espiritismo, fiel continuador
  de Allan Kardec, merece un lugar muy alto entre los filósofos de la
  modernidad, porque toda su obra es un esfuerzo constante y abnegado en busca
  de la Verdad y por el crecimiento del Hombre: es una exaltación perenne de
  los valores morales; es la afirmación nítida de una elevada espiritualidad.