Una de las personalidades de mayor relieve en la vida social, cultural
y política puertorriqueña fue Don Rosendo Matienzo
Cintrón. abogado, literato, conferencista, líder político, hombre
de vasta cultura, su nombre se inscribe dentro de esa galería ilustre de
personalidades que han dado lustre al gentilicio borinqueño.
Nació en Luquillo el 22 de abril de 1855. Hijo de familia de holgada posición
económica, al llegar a la edad escolar sus padres se trasladan con él a
España a fin de que recibiese una esmerada educación y fijan su residencia
en Barcelona. El joven Matienzo cursó todos sus estudios con notas
sobresalientes y a los veinte años se recibió de abogado en la Universidad
de Barcelona. Viaja mucho por Europa; va a París, Roma, Florencia, Berlín,
Londres, aprendiendo idiomas y conociendo de cerca las características que
distinguen a los pueblos del viejo continente. En 1879 contrae matrimonio con
Rita Carlota, puertorriqueña de padres españoles, y de esa unión nacerán
tres hijos.
Regresa a Puerto Rico en 1884 y al poco tiempo su figura comienza a
despuntar en los medios intelectuales de la isla. Instala en Mayagüez su
bufete de abogado y pronto se abre camino hacia el éxito en el ejercicio
profesional. Su palabra resuena con especial acento y vigor en los tribunales
de justicia, colocada siempre a favor de la verdad y en defensa de los
débiles y de los humildes. Ingresó a la política mostrando su simpatía por
las liberales y en las filas del Partido Autonomista, del cual llegaría a ser
uno de sus líderes fundamentales. Con su verbo persuasivo y convincente
Matienzo predicó en los campos y en las ciudades, en las más diversas
tribunas, su mensaje de unión de todos los puertorriqueños como premisa
necesaria para alcanzar el sueño autonómico e independentista. En 1904 su
candidatura resulta triunfante para un escaño en el Parlamento y es
designado como su Presidente entre aquel año y 1906 y continuará como diputado
hasta 1910. Durante su labor legislativa de seis años presentará y logrará la
aprobación de avanzadas leyes en el campo económico, social y cultural.
Durante su permanencia en Barcelona, Matienzo conoció dos grandes corrientes
del pensamiento progresista: la Masonería y el Espiritismo, y con ambas se
identificó plenamente. En 1909, participó en la fundación del Club de
Librepensadores, en cuyas filas se encontraban los más importantes
escritores, poetas y líderes cívicos de la isla, unidos por comunes ideales:
en lo político, eran liberales y autonomistas, y en lo filosófico, masones y
espiritistas. En el primer número de su revista La Conciencia Libre se
lee el decálogo de los librepensadores: "No debían contraer matrimonio
religioso. No debían bautizar a sus hijos, ni aceptar padrinazgo de boda,
bautizos ni confirmaciones. No debían confiar la educación de sus hijos a
la iglesia ni a sus adeptos. Se harían enterrar a lo civil. No ayudarían
económicamente, directa o indirectamente a la iglesia o a sus adeptos. No
se sumarían a las ceremonias religiosas y tendrían a los ministros de la
iglesia alejados de su hogar y de su familia".
Se comprenderá fácilmente la campaña de agresión y descrédito que contra
ellos inició la Iglesia Católica, fundando la Acción Social Católica, recurriendo
a su poder e influencia en el gobierno y los medios de comunicación, excomulgando
a los miembros de la Asociación y organizando misas, procesiones, y otros
actos de desagravio "frente a la diabólica conspiración
liberal-masónico-espiritista" (sic)...
En su actuación como líder espírita, Matienzo trabajó incansablemente por la
difusión doctrinaria y por la organización del movimiento. Fue el primer
intelectual de renombre que se atrevió a exponer la doctrina espiritista en
plazas públicas y teatros. En 1903 participó en la fundación de la
Federación de los Espiritistas de Puerto Rico, y se puede decir que ofreció
conferencias sobre los más variados temas filosóficos, científicos,
sociológicos y éticos, en todos los centros espíritas de la isla. Su nombre
estaba entre los colaboradores asiduos de las revistas espíritus de su
época, como El Iris de Paz y El Buen Sentido.
Entre las numerosas obras que se han publicado para dar a conocer la vida y
el pensamiento de Matienzo, debemos destacar la que fuese escrita por el Dr.
Luis M. Díaz Soler, Director del Departamento de Historia de la Universidad
de Puerto Rico y que consta de dos gruesos volúmenes. El primero titulado
Rosendo Matienzo Cintrón, orientador y guardián de una cultura, que es el más
completo ensayo histórico y biográfico acerca del prócer puertorriqueño; y el
segundo tomo, que recopila en su totalidad la obra escrita por Matienzo. Allí
pueden leerse sus excelentes y bien documentados artículos sobre temas
espíritas: La vida de Jesús - Tolstoi - Lombroso - Revelación
Espírita - Infierno, gloria y purgatorio, según el Espiritismo - Leyes de la
reencarnación, expiación y del progreso indefinido - La verdadera justicia
- ¿Cuál es la Ley? - Los médiums famosos - El mediumnismo - La ciencia
delante del Espiritismo y el Espiritismo delante de la ciencia - Allan
Kardec, entre otros.
Víctima de graves complicaciones gástricas, desencarnó en Luquillo, su
pueblo natal, el 27 de diciembre de 1913. Su fallecimiento conmovió a la
nación entera. Desde los campesinos y obreros, por cuyas reivindicaciones
tanto luchó, hasta los sectores intelectuales y oficiales, todo Puerto Rico
expresó y sintió el dolor de la pérdida de uno de sus hijos más ilustres.
Entre decenas de ofrendas florales, destacaban una del eminente José de
Diego, cuya leyenda era toda una premonición y un himno de esperanza: "Desde
la inmortalidad verás realizado tu ideal".